Entrevista al Dr. Oviedo: Una mirada hacia atrás y un presente de emociones
No es un fin de año cualquiera para el Dr. Jorge Oviedo, ya que pronto llegará su jubilación. Al cumplir sus 65 años, el matemático termina su trabajo como docente de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales (FCFMyN) e investigador del Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL) después de 40 años. Además, se desempeñó en cargos de gestión y es el vicedirector del IMASL.
Recientemente, el profesor fue homenajeado por sus colegas con un Workshop denominado “Modelos de Asignación Bilateral” con numerosas charlas de referentes de la temática e invitados especiales.
Oviedo nació y creció en Villa Dolores, Córdoba. Sin imaginar cuál sería su futuro, de chico espiaba a su padre comerciante que manejaba los números con gran facilidad y solo tenía la primaria completa. Él admiraba el conocimiento de su papá e impactó en su deseo por la matemática, por eso, decidió incursionar en el mundo de la matemática al ingresar a la UNSL en el año 1975.
Su extensa trayectoria lo encuentra en una etapa de cierre parcial de su vida como docente. Mientras espera esta entrevista en su box de investigación acomoda algunos papeles, escucha la radio y con orgullo mira un póster donde figura su nombre junto a destacadas figuras internacionales de la matemática.
Su recorrido por la UNSL fue durante cuatro décadas, ¿Qué anécdotas tiene de su época de estudiante?
Siempre me consideré una persona de mucha suerte. Yo vine a estudiar a la UNSL después de terminar el secundario, tenía habilidad para la matemática y siempre me gustaron los números. Desde chico tenía un desafío: ganarle a mi papá en las sumas. Él había llegado hasta la primaria y tenía un negocio donde controlaba todas las facturas hechas a mano y era muy rápido con los números, con decirte que eran de cuatro o cinco cifras. A los 12 o 14 años pensaba “ voy al secundario y no le puedo ganar con las cuentas a mi papá”, ese fue mi primer desafío matemático.
Cuando ingresé a la Universidad vivía en la calle Belgrano, en una pensión donde habían alrededor de 14 o 15 estudiantes en una casa. De ellos, 7 entramos al primer año de la Universidad y 6 nos recibieron, era un ambiente muy lindo de estudio.
Para distraernos teníamos un clásico, los partidos de fútbol entre físicos y matemáticos, incluso con los profesores jugábamos los domingos en distintas canchas de la ciudad.
¿Fue difícil el principio de la carrera?
Tuve compañeros muy capaces, con una velocidad muy grande para aprender y siempre yo me acomodé. Dije, “yo voy a ir a mi ritmo, este será un largo aprendizaje”. Uno tiene que acomodarse a sus tiempos, hay que decirse “los que van rápido, que vayan rápido, tienen esas capacidades, yo puedo ir a esta velocidad y lo importante es llegar”.
No podemos evitar seguir mirando atrás en esta instancia, ¿Quiénes fueron sus referentes en la docencia?
Una de las primeras profesoras que tuve y que me impactó de forma impresionante fue Norma Cerizola de Celorrio. Ella me dió Cálculo I y yo no podía creer que eran unas clases en las que se respiraba matemática. También me acuerdo de Susi Zavala Jurado, Monona Cantisani, todos en cada parte me fueron enseñando matemática. Felipe Zó fue otro referente y se dice que cuando uno hace un curso con él empieza la matemática, empezás a saber lo que es en realidad. Después mi director de tesis doctoral, Pablo Tarazaga, fue la primera persona que confió en mí para tomarme como estudiante. A su vez, Ezio Marchi es una persona muy valiosa para mí, mi dicho con él es que él me enseñó a agarrar la birome en la carrera. Hace poco lo vi de nuevo y fue emotivo reencontrarme para el aniversario del IMASL. Estoy muy agradecido con los profesores del Departamento de Matemáticas por la enseñanza que recibí de ellos.
En el IMASL hay un proyecto de investigación que se destaca a nivel internacional y es el de Teoría de Juegos, ¿Qué satisfacciones tuvo al formar parte del mismo?
Puedo decir que uno empieza investigando y termina ganando amigos. Una de las mayores satisfacciones fue cuando Alvin Roth, premio Nobel 2012, dedicó unos minutos a hablar de nuestro trabajo en un Congreso. Fue realmente sorprendente y esa fue nuestra frutilla académica. La otra satisfacción es ver mi nombre junto a nombres muy prestigiosos en Theoretical Economics, una de las principales revistas sobre teoría económica.
¿Qué valores ha intentado inculcar en sus estudiantes y tesistas en su actividad?
Uno de los valores fundamentales de la vida universitaria es llegar a entender que en la Universidad se pasa mucho tiempo y la mayor satisfacción es la amistad.
Con respecto a los tesistas, dirigí tesis doctorales pero lo que más me importa es la parte humana. En el momento en que mis estudiantes se sentían mal era cuando más necesitaban el apoyo del director. La tesis doctoral es un desgaste tremendo, pensás un problema durante varios años y llega un momento que te saturás porque no te salen las cosas, uno siente que no avanzó nada y comienza la frustración. Cuando más perdido se está es cuando más debe estar el director para alentar. Los estudiantes que tuve además de realizar la tesis iban formando sus familias y así aparecen otras responsabilidades, por eso hay que apoyarlos.
La última pregunta y la más íntima: la matemática hizo que conociera a la mujer de su vida, ¿Cómo se complementaban como matrimonio y compañeros de trabajo?
Nos pusimos de novios siendo estudiantes y empezamos un camino juntos finalizando las carreras los dos, ambos amamos la Universidad. Ella hizo su gran carrera, tuvimos mucho compromiso con la institución, dimos lo mejor que teníamos. Ruth es una persona muy apreciada por toda la gente del Instituto, la quieren un montón, preguntan y se preocupan por ella.
Siempre nos complementamos un montón trabajando juntos, de hecho hemos compartido la oficina muchos años. Además, siempre estuvimos muy identificados con la Universidad, Facultad, Departamento de Matemática e IMASL. Nuestra vida fue dedicada a nuestros hijos, a nuestra familia, a la docencia, a la investigación y a la amistad. Los dos amamos esto y disfrutamos venir a trabajar y compartir con la gente linda que conocimos acá. Esa fue nuestra vida.